La Ciudad de México sufre estrés hídrico en una de las peores sequias en casi 20 años, por lo que es necesario y urgente involucrar no solo el diseño de nueva tecnología, sino también la incorporación de nuevos enfoques para el manejo del agua.
México es uno de los 25 países del mundo que enfrenta un mayor estrés hídrico, según el Instituto de Recursos Mundiales, su nivel de estrés hídrico es «alto», lo que significa que cada año se extrae una media del 40% del agua disponible para su uso.
La Diputada Vicecoordinadora de los panistas Luisa Gutiérrez definió “una de las principales razones por las que el agua se está terminando es la demanda excesiva; durante el siglo pasado aumentó más de siete veces; esto quiere decir que a medida que crece la población, crecen las actividades económicas, la industria, y la generación de energía eléctrica, además de la demanda existe una alteración en las cuencas hidrológicas debido a la actividad humana, la deforestación, urbanización, y otras operaciones que cambian el régimen hidrológico”.
“La falta de tratamiento del agua residual, ha generado en el territorio nacional que más del 70% los ríos, lagos y presas cuenten con algún grado de contaminación”.
La Legisladora definió “las empresas privadas hacen uso de los recursos naturales para llevar a cabo sus actividades económicas, es de gran importancia que estas devuelvan a la naturaleza y a las comunidades que impactan, lo que estas les brindan.
Por lo que esta iniciativa propone reforma al artículo 35 de la Ley del Derecho al Acceso, Disposición y Saneamiento del agua en la CDMX para:
• Fortalecer una política que incentive el tratamiento de aguas grises y la captación pluvial;
• Delimitación de establecimientos con consumo hídrico elevado y ampliación de catálogo a negocios como tintorerías y lavanderías que deberán utilizar agua tratada libre de patógenos y sin riesgo para las personas;
• Impulsar políticas que permitan un acceso mucho más equitativo del agua.
Claudia Sheinbaum ha optado por el bombardeo de nubes, estrategia sin evidencia clara de su éxito; en su gobierno reconocen que no saben cuál es la viabilidad de dicha estrategia y mientras ellos se “juegan un volado” con nuestro destino, de 500 empresas, 302 con fines de lucro acaparan el 60% del agua sin ninguna política que les obligue a mitigar el daño o a reducir su consumo, finalizó”.