Las y los diputados de MORENA en el Congreso de la Ciudad de México queremos referirnos al pronunciamiento de una parte de integrantes de la comunidad cultural a favor de la candidata del PRIAN.
México es un país plural, democrático y de libertades. Desde el 2018, año del inicio de la Cuarta Transformación, se han garantizado plenamente la libertad de expresión, las manifestaciones políticas y culturales y los puntos de vista y posiciones que se han vertido en todos los ámbitos de la vida pública del país.
Se ha privilegiado el debate público y la manifestación de las ideas, aunque ésta, muchas veces, se haya sustentado en mentiras, odio y descalificación. El gobierno de México ha cumplido también su obligación de informar, a la vez que ha ejercido su derecho de réplica y abierto un debate franco, democrático y sin censura con todas las voces que han decidido manifestar sus opiniones.
Llama la atención este desplegado porque la totalidad de los firmantes han ejercido en plenitud sus derechos y libertades constitucionales y legales de expresión, manifestación y asociación, entre otros muchos, en un marco democrático, sin censura ni limitación alguna.
Lo que es inaceptable es la afirmación de que se pretende “extender la deriva autoritaria durante el próximo sexenio, lo que significa una grave amenaza para la democracia. Ello implica la continuidad de la corrupción política y una creciente inseguridad que ha dejado buena parte del país a merced del crimen organizado. Se agrega la amenazante militarización del territorio”.
Es absurdo e inadmisible porque es, precisamente, en un clima de libertades y derechos garantizados en el que, de manera abusiva, hoy expresan sus falsedades.
Llama también la atención que muchas y muchos de los firmantes del mencionado documento respaldaron públicamente –y la historia lo puede constatar– los actos autoritarios, violatorios de derechos humanos y de corrupción sin freno durante los gobiernos de Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto.
El pueblo de México no olvida que muchas personas que ahora firman esta carta
–en diversos momentos, desde el poder– avalaron con su nombre, convalidaron en los hechos y formaron parte de la toma de decisiones, para masacrar a los indígenas de Chiapas, a los campesinos de Aguas Blancas, a los habitantes de Atenco, a los maestros, a los estudiantes de Ayotzinapa.
Muchas de esas “buenas consciencias abajo firmantes” apoyaron la violatoria ley de seguridad interior, la política de militarización en contra del pueblo, se sumaron con su participación o silencio a la corrupción salinista, defendieron el FOBAPROA, el voraz despojo de las riquezas nacionales con las reformas neoliberales, justificaron los fraudes electorales y un sinnúmero de actos de represión en contra del pueblo que valientemente resistió y protestó contra la opresión y el abuso.
Las acusaciones de los abajo firmantes son infundadas y rencorosas ofenden a la mayoría de mexicanas y mexicanos. Millones de ciudadanas y ciudadanos que están convencidos que la construcción del Segundo Piso de la Transformación es el rumbo histórico que debe seguir nuestro país porque está soportado en un proyecto de nación incluyente, justo e igualitario que ha roto con el pasado de corrupción, privilegios y autoritarismo del antiguo régimen PRIANista que todavía defienden algunos.
También observamos con claridad que a estas personas no las une el fervor por la candidata presidencial del PRIAN, lo que los aglutina es el rechazo y el odio anticipados por la contundente y rotunda victoria democrática que el pueblo de México otorgará este 2 de junio al Segundo Piso de la Transformación.
Por nuestra parte, las y los legisladores de la Cuarta Transformación en la capital continuaremos informando al pueblo, mantendremos la cercanía con la gente y defenderemos con absoluta convicción y compromiso esta transformación histórica que está construyendo un México mejor para todas y todos.