Ciudad de México.- 16 de noviembre de 2023
Celebrando 35 años de legado legislativo en la Ciudad de México
Con motivo de la celebración del 35 aniversario de la fundación del primer órgano representativo de la capital, la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, en el hoy Congreso de la Ciudad de México, celebramos una conmemoración sobre estos 35 años de actividad legislativa.
En ese sentido, realizamos una sesión solemne donde se develaron una edición especial de la Lotería Nacional, un boleto conmemorativo del metro y una exposición fotográfica.
Esta celebración constituye una ocasión propicia para rendir homenaje a la actividad legislativa y representativa, así como a los muchos simbolismos y significados que han dado identidad a nuestra ciudad ytambién a la patria.
Me refiero a la soberanía del pueblo como característica inherente a toda comunidad política. Al federalismo como un sistema donde coexisten diversos órdenes de gobierno. A la lucha social como expresión de la voluntad popular. A la sociedad organizada como motor de cambio y a la actividad legislativa como esencia máxima de toda colectividad democrática.
Hace 215 años, las calles del centro de la capitalatestiguaron las primeras ideas que desembocarían enla independencia de México y, después, en la configuración político-constitucional de nuestra nación.
En 1808, ante la invasión de Napoleón a España y elcautiverio del rey Fernando séptimo, el Ayuntamiento de la Ciudad de México se negó desafiante a reconocer la usurpación impuesta por la Francianapoleónica y defendió el principio fundamental deque, en ausencia del rey, la soberanía debía regresaral pueblo representado en el Ayuntamiento de la Ciudad.
Pionera en la defensa de la soberanía del pueblo,nuestra ciudad fue reconocida por los Constituyentes de 1824, para ser la capital del país. Sin embargo, al mismo tiempo condenaron a sus habitantes a la desigualdad en el ejercicio de sus derechos políticoscon respecto a los ciudadanos de otros estados. Se negó a la capital la posibilidad de gobernarse a sí misma y quedó a cargo, bajo el dominio de las autoridades federales.
Durante casi dos siglos, cada Presidente de la República designó a nuestros gobernantes. El Poder Ejecutivo nacional ejerció el mando de manera vertical sobre nuestras autoridades locales. Y, penosamente,el Congreso de la Unión legisló sobre nuestra administración, sobre nuestras plazas, sobre nuestra gente.
No obstante, la voz de las y los capitalinos siempre se hizo escuchar en la República entera. Aquí se han librado los debates políticos más intensos y, a la vez, los más relevantes para la democratización nacional.
Médicos, maestros, ferrocarrileros y sindicatos de todas las industrias se manifestaron en esta urbe para exigir mejoras en sus condiciones de vida.
Los estudiantes se apropiaron de las plazas y lascalles en una demanda irrenunciable por democracia y mayores libertades.
Pero el acontecimiento definitorio fue el terremoto del 19 de septiembre de 1985. Este suceso reencauzó, y sin retorno, la vida pública en la ciudad y el país.
Tras esta dolorosa tragedia, los damnificados y la sociedad en su conjunto trascendieron la ayuda solidaria a la politización y la lucha social que resultaría en profundos cambios a favor de la democratización del país.
Ante la incapacidad del gobierno de entonces para hacer frente al caos, irrumpió con fuerza y vitalidad lasociedad organizada. Las y los capitalinos tomamos el espacio y el debate público para no soltarlo nunca más.
Las consecuencias de ese 19 de septiembre fueron muchas, en todos los ámbitos y todas las escalas. Pero, sobre todo, fue un detonante fundamental para abrir brecha y conquistar la democracia en el país y enla ciudad.
Ante las enérgicas exigencias ciudadanas, el poder se vio obligado a ceder gradualmente en la ciudad. Así, el 15 de noviembre de 1988 se instaló la primera Asamblea de Representantes del Distrito Federal, un órgano que expedía reglamentos, impedido para legislar.
Cinco años más tarde, un puñado de integrantes de dicha Asamblea, acompañados por ciudadanos, impulsaron la realización del plebiscito para la reforma política del Distrito Federal.
En ese ejercicio participativo –hasta entonces inédito en México– se consultó a la ciudadanía capitalina sobre su opinión para poder elegir o no a sus propios gobernantes, sobre si consideraban que la ciudad tenía derecho para legislar sobre sus asuntos y si aceptaban que la capital se convirtiera en un estadomás de la federación.
Ese mismo año, una reforma constitucional convirtió a la Asamblea de Representantes en Asamblea Legislativa, dotándola de facultades acotadas para aprobar y expedir leyes.
En 1996, por fin se nos reconoció el derecho político avotar por el titular del Poder Ejecutivo local y se ampliaron las facultades del órgano legislativo de la capital.
Con la aprobación de la reforma política de 2016 y la promulgación de la Constitución Política de la Ciudad de México, finalmente se reconoció la plena potestad legislativa del pueblo capitalino.
Desde que la Asamblea Constituyente expidió nuestra Constitución, recuperamos nuestra autonomía, alcanzamos la plena mayoría de edad y el pueblo de la capital recobró el ejercicio de su soberanía, la cual se expresa en plenitud por este Congreso de la Ciudad de México.
La potestad de nuestra entidad para crear sus propias leyes, y bajo las reglas del Estado federal, es la prueba del ejercicio de su autonomía y emancipación política. Ahora, con orgullo, participamos del pacto federal como el resto de las entidades federativas del país.
En la Ciudad de México, las personas hoy somos más libres porque, en el goce de nuestra ciudadanía, nos damos nuestras propias leyes y, en las mismas condiciones que los Estados de la República, decidimos sobre nuestro futuro.
En estos 35 años de quehacer parlamentario, el pueblo de la Ciudad de México, representado en los distintos cuerpos legislativos, ha construido un legado jurídico ejemplar.
Un legado de derechos y libertades que goza del reconocimiento nacional e internacional y que es y ha sido vanguardia progresista para la inclusión de nuevos enfoques y perspectivas en el diseño del orden jurídico mexicano.
La pluralidad y diversidad de expresiones ideológicas han contribuido decididamente a la consolidación de esta noble y generosa ciudad, pero quiero destacarespecialmente el programa histórico de la izquierda que ha dejado una honda huella y marcado profundamente la identidad y grandeza de lo que hoy es nuestra capital.
Reconocemos y felicitamos a todas las personas que durante estos 35 años han tenido el honor, el orgullo y privilegio de ejercer una representación en estas curules. Sus aportaciones han sido invaluables.
Asimismo, reconocemos y agradecemos a las y los trabajadores, a los cuerpos técnicos y a los asesores que han hecho posible durante tres décadas y media que este cuerpo colegiado de representación haya realizado con dignidad y decoro esta relevante encomienda del pueblo de la Ciudad de México.
Por todo esto, aprovecho este espacio para expresar que sentimos orgullo del legado humanista que la actividad legislativa de nuestra entidad ha aportado al patrimonio jurídico nacional e internacional.
Hoy, las y los integrantes de esta II Legislaturatenemos la alta responsabilidad de ser depositarios de la soberanía popular en nuestra ciudad y aquí se manda obedeciendo, obedientes al pueblo y leales al mandato popular, honremos los 35 años de actividad legislativa hoy aquí, en el Congreso de la Ciudad de México.