El gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador con el pretexto de la “austeridad Republicana” eliminó más de 20 programas sociales que beneficiaban directamente a las mujeres. Todo para poder privilegiar un aeropuerto ineficiente, una refinería que no funciona, y un tren, símbolo de corrupción y opacidad, que generó un ecocidio en uno de los pulmones al sudeste del país.
Se cancelaron programas que beneficiaban a millones de mujeres, a cambio de transferencias en efectivo para unos cuántos con la condición de apoyar a los gobiernos de Morena. Estancias infantiles, refugios contra la violencia, programas destinados a mujeres indígenas, apoyos para emprendedoras, becas para posgrados e investigación científica, escuelas de tiempo completo para las infancias que permitían a las mujeres acceder a un mejor nivel de vida, todos a la basura por el capricho de un hombre.
Por otro lado, ante la disminución del apoyo gubernamental y la polarización consecuencia de un discurso de violencia sistemática de López Obrador contra las mujeres que se atreven a exigir sus derechos, los feminicidios en el país han incrementado a niveles alarmantes. Esto ante la completa indiferencia de un gobierno insensible, más preocupado por su popularidad que por cumplir el mandato para el que fue electo.
La Ciudad de México es el cuarto lugar a nivel nacional en feminicidios. Sus propias autoridades se han visto obligadas a reconocerlo. Y a pesar de ello, la Jefa de gobierno vive en una realidad alterna, haciendo campaña un día sí, y al otro también. Frente a una autoridad irresponsable y ausente, la oposición ha tenido que sortear todos los obstáculos para mantener en pie refugios para mujeres violentadas y estancias infantiles.
Las prácticas de Morena de impulsar candidaturas de violentadores y proteger abusadores son una muestra más de un partido que se niega a cambiar, por ello millones de mujeres que, hoy, vivimos en situación de violencia permanente debemos poner un alto y unirnos para transformar nuestro sistema de partidos, los espacios laborales, el transporte y todo espacio público donde, hoy, experimentemos violencia. Hasta que el miedo no cambie de bando seguiremos insistiendo. Porque somos más y queremos vivir en libertad. Ni una mas.