El nuevo gobernador de Puebla, Sergio Salomón Céspedes Peregrina, apenas se está acomodando en Casa Aguayo y, en próximos días, tendrá que dejar atrás esa comodidad con la que ya se le ve despachando para enfrentar una impugnación a su designación como mandatario que se alista ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Lo anterior debido a que, de acuerdo con el Artículo 74 de la Constitución del Estado de Puebla, Céspedes no era elegible en sustitución del finado Miguel Barbosa, pues el texto establece que debió haberse separado 90 días antes de cualquier cargo público, y es por todos conocido que hasta el mismo día de su nombramiento se desempeñó como diputado local e incluso como presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso poblano.
Conscientes de que la Ley de Responsabilidades Administrativas considera a las diputaciones como un cargo público, y de que la designación de Céspedes Peregrina resultaba por tanto ilegal, los legisladores poblanos decidieron dar el albazo, a cambio de ciertas concesiones, tras la promesa de los asesores de Barbosa Huerta de un control total del Tribunal Electoral. Antes de aquella determinación, había tres propuestas de nombres que se pondrían a discusión entre las dirigencias partidistas y contaban con el aval del secretario de Gobernación, Adán Augusto López, y del propio presidente Andrés Manuel López Obrador; quienes, dicho sea de paso, se encontraban en ese momento en Puebla para los funerales de Miguel Barbosa.
En primer lugar, se encontraba el exdiputado del Partido Encuentro Social, Fernando Manzanilla Prieto, quien no obstante sus serios desacuerdos con la administración barbosista, se perfilaba para ser ungido en un par de semanas como gobernador con el consenso de las dirigencias nacionales de los partidos. Propuesta por López Obrador, estaba en segundo lugar la otrora primera dama del estado, Rosario Orozco Caballero; sin embargo, el propio Céspedes Peregrina y el titular de Segob fueron los encargados de convencer al mandatario nacional de que esa decisión pondría en riesgo la permanencia de Morena en la entidad para los próximos procesos electorales.
Por último, se postulaba a Julio Miguel Huerta Gómez, primo hermano de Barbosa Huerta, a quien se decidió mejor nombrar como secretario de Gobierno para luego ser impulsado por el llamado barbosismo como candidato morenista a la gubernatura en 2024.
Sin embargo, el escenario político que se construyó justo durante el funeral de Luis Miguel Barbosapodría dar un giro tras la impugnación que se presentará en próximos días en el órgano judicial, pues los días de Sergio Salomón al frente del Ejecutivo local estarían contados y, con ello, sería modificado radicalmente todo el rumbo de la estrategia para mantener el control de Puebla.